Sigalit, una mujer judía, profesional e independiente, y
nada apegada a su religión, en la cuna del Internet, conoce a Dov, un israelí judío ortodoxo, en un chat. Al poco tiempo la chispa del amor surge en ellos y pactan un encuentro en Israel que se
convertirá en el principio de su vida en común.
A pesar de la incertidumbre, Sigalit abandonará su modo de
vida por seguir a su corazón. Tiene dudas, por supuesto, pero ella pidió un milagro y siente que le ha sido concedido. Además, piensa, de no seguir ese impulso en unos años estaría igualita: sola,
estable y aburrida, pero con la espinita de lo que hubiera podido ser y con la sensación de que se le fue el tren. Así que se embarca en la aventura de su vida, donde deberá aprender desde las normas
sociales básicas hasta el uso de máscaras antigás ante un posible ataque bacteriológico.
La vida de Sigalit en Israel, en un pueblo al borde de los
territorios palestinos, tendrá miel sobre hojuelas, pero también hiel; tendrá, sobre todo, la maravilla del amor y el reencuentro con la fe: "No creo que Dios cometa errores. Existimos precisamente
porque Dios nos ama. Y nos ama como somos, locos o cuerdos, feos o hermosos, malos o bondadosos, homosexuales o perfectos padres de familia."
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